Desde el comienzo el terapeuta
comienza a formular una conceptualización, que siempre conecta los pensamientos
automáticos con creencias situadas en niveles más profundos. Si no logra
ver se cuadro más amplio, es menos
probable que logre dirigirla terapia de una manera efectiva.
Por estas razones es recomendable que
el terapeuta comience completando un diagrama de conceptualización cognitiva en
cuanto haya recopilado los datos de los pensamientos automáticos típicos del
paciente, sus emociones, su comportamiento y/o creencias. El diagrama
representa entre otras cosas la relación entre creencias centrales, intermedias
y pensamientos automáticos.
Esto provee un mapa cognitivo de la
psicopatología del paciente ayuda a organizar la multiplicidad de datos que
presenta el paciente.
El terapeuta anota tres situaciones "típicas" en las que el paciente se siente perturbado. Luego para cada situación, consigna el pensamiento automático clave, su significado y a consiguiente emoción o comportamiento,.
El diagrama de conceptualización cognitiva debe tener un sentido lógico tanto para el paciente como para el terapeuta. Es necesario que se reevalue periódicamente y que se complemente con datos adicionales.
El terapeuta anota tres situaciones "típicas" en las que el paciente se siente perturbado. Luego para cada situación, consigna el pensamiento automático clave, su significado y a consiguiente emoción o comportamiento,.
El diagrama de conceptualización cognitiva debe tener un sentido lógico tanto para el paciente como para el terapeuta. Es necesario que se reevalue periódicamente y que se complemente con datos adicionales.
Identificación de las creencias intermedias:
1.
Reconociendo las creencias que se presentan como
pensamientos automáticos.
2.
Proporcionando la primera parte de la presunción.
3.
Preguntando directamente sobre la regla o la actitud.
4.
Usando la técnica de la flecha hacia abajo.
5.
Analizando los pensamientos automáticos de un
paciente, en busca de los temas comunes.
6.
Revisando un cuestionario sobre las creencias que el
paciente ha respondido.
El terapeuta no se dedica a la
modificación de creencias hasta el momento en que el paciente ha adquirido las
herramientas para identificar y modificar sus pensamientos automáticos y ha
logrado un cierto grado de alivio de sus síntomas; pues la modificación de
estas creencias no es sencilla en todos los pacientes. Habitualmente la
modificación creencias intermedias se logra antes de las centrales, ya que
éstas pueden ser bastante rígidas.
Instruir al paciente sobre las creencias:
Una vez que el paciente identificó
las creencias importantes y cree fuertemente en ella, el terapeuta puede
decidir instruirlo sobre el origen de estas creencias, usando ejemplos. Al
hacerlo debe tener presente la cantidad de creencias que el paciente puede
adoptar, y que estas son aprendidas y no innatas.
A los pacientes les resulta útil
analizar las ventajas y desventajas de mantener una determinada creencia. El
terapeuta se debe esforzar por minimizar o descartar las ventajas y enfatizar y
reforzar las desventajas. Así mismo, el terapeuta puede trabajar en crear una
nueva creencia que se conocerá como adaptativa, siendo más funcional que
rígida; no la impone, sino que guía al paciente para que en conjunto con el
paciente creen una alternativa o también en caso de que realmente la anterior
aunque modificada sirva se puede mantener.
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